En este artículo, escrito para la Universidad de Baleares, mi amigo El Cardenal, da un repaso al periodismo de Tragapanes y Estómagos Agradecidos...
De cómo el periodismo actual puede estar sometido
Cardenal (Agencia) GRX.
El habla es un arma de inigualable eficacia pues, al mediocre y
envidioso que la posee lo convierte en un erudito e inteligente
“Intelectual”, al encontrarse en una situación privilegiada, frente al
que está privado de ella ya que no le pueden responder a los desatinos
que habla y si se le escribe una nota, con tirarla a la papelera ha
zanjando la cuestión frente a los demás, y lo que diga siempre prevalece
al no obtener la contestación adecuada en el justo momento de
producirse el descalabro.

Cuestión similar ocurre con el
periodismo, cuando se realiza correctamente es una ayuda de incalculable
valor para la Sociedad pues crea opinión que es cosa seria donde las
haya. Sin embargo, en el Periodismo, los hay que miran más al pesebre
que contiene el frangollo que en el beneficio que aportan a la Sociedad
sirviendo de colchón entre las distintas clases que la conforman;
Obreros y Patronos, Administrados y Administradores… La cuestión, para
estos, pudiéramos denominar “Pesebreros”, es que el pesebre siempre esté
lleno a costa de lo que encarte.
¿Cuántas veces vemos o, mejor dicho,
leemos en ciertos medios de comunicación u oímos e tertulias televisiva o
radiofónicas burradas como el templo de Salomón y nadie pestañee y yo
pediría que el que pestañee sea otro cualquier Periodista, pero
Periodista con Mayúsculas, con tal de enderezar el renglón que este
Truhán, falto de responsabilidad, había torcido. Cosa ¡Impensable! por
la inclinación abusiva a la solidaridad interna con el congénere que,
dicho en Román Paladino, se le denomina Corporativismo: “Perro no come
carne de perro”. Me entristece ver y oír, en comentarios vertidos en
tertulias televisivas y radiofónicas como, el periodista de turno,
demuestra con altanería chulesca la supina ignorancia que presume tener
con su “Acreditada” intelectualidad basada en un currículo obtenido por
haber realizado el gamberro durante cierto tiempo en la calle bajo una
pancarta, rompiendo mobiliario público, acariciando perros vagabundos y
defendiendo unos derechos humanos que ya están tan devaluados que,
incluso, se les han otorgado a los Simios y, tras cierto tiempo,
remodelarse al darse cuenta que había que cambiar de indumentaria y
comportamiento para que el frangollo cayera en su pesebre.
A esto yo le llamo falta de
Responsabilidad apoyándome en lo que con anterioridad decía; el
periodista “Crea” opinión, es un “Creador” de algo que no existía y que
debe modelar para, tras pensar, transmitir lo que hay detrás de lo que
les muestran ante sus ojos pues ahí es donde se encuentra verdaderamente
la Noticia y no en lo que les ponen delante para que vean o les
susurren en el oído para que transmitan. Por un lado si nos ceñimos a lo
que hemos visto, todo el mundo lo ha visto o se corre de boca en boca y
en cuanto lo segundo es lo verdaderamente importante pues, por regla
general nadie se toma la molestia en analizar, pensar, examinar lo visto
que es la noticia; o sea, ver lo que nadie ve pues el árbol les impide
ver el bosque. Claro está que se vive mejor escribiendo lo que le dictan
a uno o, a veces, se lo dan ya escrito solo lo pasan a la firma,
condición para que el pesebre continúa lleno de frangollo; ahorrarse el
trabajar lo que, con plena responsabilidad, el Periodista, va a firmar y
publicar; claro que es más cómodo y rentable a corto plazo. ¿Cuántos
han quedado en la cuneta, por el uso de esta mala costumbre?
Lo que escribo en estos momentos, no es
que me lo hayan contado, yo puedo decir lo que pocos: “¡Yo estaba
allí!”. He visto y vivido correrías, en años difíciles con grandes
periodistas [Yo no lo soy], desde sus prácticas en Madrid hasta su
jubilación; claro está que aquello si era periodismo donde se jugaba el
físico, tras la noticia de primera mano, pues podía caer un cenicero
desde el piso superior de la Facultad de Derecho de la Complutense. Y el
beneficio que obtenían, como Alumnos en Prácticas, eran unos golpecitos
en la espalda y el célebre: “Continúa muchacho, que vas bien”. Los
recuerdo con el cariño que merecen.
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