sábado, 31 de mayo de 2014
Utopías
Artículo publicado por Enric González el 31/05/14 en El Mundo.
Auténticamente Real
SIMPATIZO CON Podemos. No conozco a Pablo Iglesias y apenas le he visto por televisión. He leído el programa del partido y no me lo creo, porque en mi opinión no debemos trabajar menos, sino más y mejor, pero eso me parece poco importante: el PP ha demostrado que los programas electorales de mayor éxito pertenecen al género de la fantasía.
Simpatizo con Podemos por las reacciones que han provocado sus cinco eurodiputados, por el miedo que despierta entre lo más rancio de la casta dominante, por lo modesto de su estructura, por su audacia, por su juventud y porque, a diferencia de los grandes partidos, no se les puede acusar de conspiración para delinquir.
De momento, su financiación parece legal.
Simpatizo con Podemos porque tal vez logren canalizar hacia la política la frustración de una juventud sin futuro y la indignación de una ciudadanía estafada. Y simpatizo con Podemos porque de entre todas las mentiras, me ofenden menos las de la izquierda. Ahora bien, intentemos mantener las cosas dentro del ámbito de la racionalidad.
La gente de Pablo Iglesias, entre la que figuran personas tan respetables como Carlos Jiménez Villarejo, representa apenas un epifenómeno, una vaga esperanza de un atisbo de posibilidad.
Mientras no se demuestre lo contrario, seguimos donde estábamos: con el Gobierno de Mariano Rajoy, con escasas posibilidades de cambio mientras el Partido Conservador del Sur (antes PSOE) persista en su penosa decadencia, con el bloqueo del proceso catalán (conociendo el retrato que de la independencia pintan los nacionalistas, hay que tener valor para acusar a Podemos de populismo) y con la Unión Europea deslizándose hacia el desastre. Lo del PP, lo del Partido Conservador del Sur y lo del proceso son problemas soportables. Lo de Europa no lo es. Sabemos cuál es la alternativa a la Unión, porque algo recordamos de nuestra historia. Y, sin embargo, estamos dejando que se consuma un proyecto maravilloso, una utopía realizable, una garantía de paz y prosperidad en el siglo XXI; hemos entregado un gran sueño a unos contables que manipulan las cifras, a unos políticos que ocultan su mezquindad tras el patriotismo, a unas élites que juegan con la baraja trucada de los paraísos fiscales.
Y aquí lo que nos preocupa es la coleta de Pablo Iglesias. Nos merecemos lo que va a venir.
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