Artículo de Santi González en
El Mundo (20/06/2012)
L'air du temps
En 1987, ETA cometió el atentado más sangriento de su
historia. Pocos minutos después de las seis de la tarde hizo explosión un Ford
Sierra en el supermercado de Hipercor de la avenida Meridiana de Barcelona. Era
viernes y la gente se afanaba en las compras para el fin de semana.
El coche llevaba 27 kilos de amonal y 200 litros de líquido
inflamable, así como pegamento y escamas de jabón. Esto hizo que las llamas se
pegaran a la piel de las víctimas, además de originar gran cantidad de gases
tóxicos, que ocasionaron la asfixia de las personas que se encontraban en su
radio de acción. Era la primera vez que ETA aplicaba el napalm casero a sus
atentados, lo que subraya su voluntad de aumentar la capacidad letal del coche
bomba y descalifica la versión terrorista que se exculpaba tras el argumento de
que habían anunciado la bomba y que la negligencia o una actitud perversa de
las Fuerzas de Seguridad habían sido responsables de la matanza. Dos años más
tarde Caride, Troitiño y Ernaga, junto al inductor, 'Santi Potros', eran
condenados a miles de años de cárcel. Tras este atentado, el presidente del
PNV, Xabier Arzalluz, acuñó una de sus vistosas locuciones: la ETA de los
Troitiños, una ETA marxista, española y por ende más cruel que la de 'Txomin',
un borono, un nacionalista ejemplar, un buen casero. Un cuarto de siglo
después, un Troitiño de otra generación, el hijo, cumple condena de más de 300
años. Su apodo, 'Fredo', no permite hacerse muchas ilusiones sobre una mayor
capacitación intelectual que la de su padre.
Era el aire del tiempo, al que algunos aplican ahora una
memoria negacionista. Hoy Caride se entrevista con una de sus víctimas en
alarde de obscenidad sentimental para consumo de los medios: lo siento mucho y
tal. El hermano de Troitiño, Antonio, el del comando Madrid, protagonizó una
fuga cantada gracias a los beneficios carcelarios. Lluís Mª Xirinacs, aquel
tipo que se ganó una reputación de pacifista, dijo: «Si a veces [los etarras]
hieren a algún inocente, no es su voluntad. La gente no sabe que, en el
Hipercor de Barcelona, ellos avisaron, y fue la Policía o la casa de Hipercor
los que callaron».
Casi seis meses después de Hipercor, el 11 de diciembre, se
produjo el atentado de la casa-cuartel de Zaragoza con 11 personas muertas,
cinco de ellas niños. Dos meses más tarde, el 20 de febrero de 1988 se
encontraban Elgorriaga y Etxebeste para seguir dialogando. El primero pidió una
tregua indefinida, ETA se negó y cuatro días después secuestró a Emiliano
Revilla.
Así fueron las cosas.
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