jueves, 15 de noviembre de 2007

El mundo es medio pañuelo

Hace ya algunos años, se celebró en España, en Sevilla, una reunión del Consejo Europeo con ocasión de la Presidencia Española de la UE.
Luis Ayllón escribió el dia 21/06/2002, en ABC.es, lo siguiente:

SEVILLA. Se acaban las carpas, los recintos feriales, los pabellones deportivos reconvertidos en centros de prensa. Se acaba también la variedad, las comparaciones sobre si lo suecos o los británicos, los alemanes, los españoles o quien sea lo organizaron mejor que otros.
Sevilla será uno de los últimos circos ambulantes comunitarios. En cuanto llegue la Ampliación, todos a Bruselas, que resulta más barato. Aunque también más aburrido. Bruselas es lo previsible, la hermosa Grande Place incluida. Las demás ciudades, la sorpresa. Y Sevilla, con huelga, manifestaciones y encierros, no deja de ser Sevilla. Una delicia. Con su color especial, con su calor sin igual.
Un calor que aplasta, pero que no ha impedido al alemán Joscka Fischer, tener la temeridad de plantarse con chaleco, en un sitio donde hasta los lagartos van con cantimplora. Aquí, en el centro de prensa, cómodo y bien instalado, el fresco del aire acondicionado y los previsores abanicos que regala el Parlamento Europeo, hacen más llevadera la jornada de trabajo, interrumpida sólo para el almuerzo, que se abre con una reparadora copita de manzanilla servida con maestría y estilo por un experimentado venenciador. Entre españoles y guiris cayeron dos barriles de cuarenta litros. Sabor andaluz. Horarios cumplidos. Sin concesiones al calendario futbolístico.
Blair, madrugador, fue el primero en llegar al Palacio de Congresos, dispuesto a aprovechar que, por culpa de la huelga, este ha sido el Consejo Europeo más tardío en comenzar. Eso le permitía ver el partido de Inglaterra con Brasil. Identificado con las masas más populares, las que se apasionan por el fútbol en el Reino Unido, optó por una camisa marcadamente azulona, como de operario industrial de Manchester, y se plantó ante el televisor. No pudo ser. Tuvo que salir con la cabeza gacha, hecho polvo tras la derrota. Aznar le consoló con la menos original de las frases. Le dijo que lo sentía. El eje hispano-británico no podrá llegar a la semifinal, como no ha podido doblegar del todo la resistencia franco-sueca a poner la espada de Damocles sobre los países que reciben ayudas europeas y no hacen todo lo posible para dejar de exportar inmigrantes ilegales. «Hemos llegado mucho más lejos de lo que pensábamos», dijo Blair. Lo mismo podía referirse a lo uno que a lo otro.
La honra europea la salvó ayer Alemania. Caer ante Estados Unidos después de las broncas comerciales euro-norteamericanas hubiera sido algo duro. Por eso, Schröder estaba más satisfecho que Blair cuando, por la tarde, se reanudó la sesión en la sala del Consejo Europeo. En la llamada «zona roja». No en la que reclamaba el socialista Rafael Simancas, sino en la acotada para los jefes de Estado y de Gobierno en este Palacio de Exposiciones y Congresos que tanto recuerda la mezquita de Jerusalén.
Una zona roja en la que, sin embargo, lo más rojo eran los uniformes de las azafatas combinados con pañuelos amarillos, en una expresión estilizada y juvenil de patriotismo constitucional.
El color político europeo no es ya hoy el rojo que tiñen los socialistas. Jacques Chirac respira aliviado sin sentirse lastrado por Lionel Jospin. El holandés Wim Cock, derrotado, dejará dentro de unos días el Gobierno. Blair tiene un color especial, como Sevilla. Sólo Gerhard Schröder, Goran Persson y Constantinos Simitis representan unas esencias que tendrán que reavivar en breve en las urnas. Los invitados que llegan son de otro color menos marcado, pero más centrado. Un Durao Barroso, recién incorporado y muy receptivo a los consejos de los más expertos. Y un nuevo Rasmoussen, con pinta de actor de reparto en una película de Silvester Stallone.Todos protegidos por la Brigada Central de Escoltas de la Policía Nacional, algunos de cuyos miembros han impreso unas camisetas con el lema que dice algo así como: «Yo sobreviví a las cumbres de la presidencia española de la UE». Creo que yo también.


Pues bien....., YO TENGO ESA CAMISETA !!!. JUAS, JUAS, JUAS.

1 comentario:

LUIS dijo...

Yo también sobreviví. Cruzamos España de cabo a rabo. Pero lo hicimos y todo salió bien.
Aún conservo mi camiseta.
Un saludo, golfo.
Luis