miércoles, 20 de enero de 2016

¿Y si te hubiera llamado a tí?


Me cuenta el Presidente de Cantabria, el mediático Miguel Ángel Revilla, que en cierta ocasión recibió una llamada del Palacio de la Zarzuela indicándole que en breve Urdangarín se pondría en contacto con él para hacerle una propuesta. Según él, su suerte fue que ese contacto nunca se produjo, Urdangarín tuvo bastante con contactar con Camps y Barberá en Valencia, con Gallardón en Madrid y con Matas en Baleares. Y fue una suerte porque si este señor, en sus momentos de gran hombre de negocios hubiera aparecido con una propuesta para promocionar Cantabria, siendo como era el yerno del Rey y cuñado del Príncipe y quizás (esto está por ver) viniendo avalado por la Casa Real, ¿Quién en su sano juicio se hubiera resistido a su oferta de negocio?

 
Iñaki Urdangarin, entonces duque de Palma y Diego Torres, su socio en el Instituto Nóos, se servían del real parentesco para contactar con organismo públicos y privados. Los políticos (en este país es endémico este mal) no hacían preguntas cuando recibían la llamada del marido de la Infanta ofreciendo sus servicios como consultores en temas de patrocinio, principalmente deportivo. Y así fue que Nóos facturó en el tiempo récord de tres años (de 2004 a 2006) la cifra de 17 millones de euros, de los que más de seis procedieron de las administraciones públicas, contando entre sus clientes con Volkswagen, Telefónica, BBVA o Repsol, además del Gobierno autonómico balear, el valenciano o del Ayuntamiento de Madrid.

 
Pero no sólo quedaba en eso, faltaba la ingeniería, y para ello Urdangarin y Torres idearon además una trama de empresas, de las que Aizoon, participada por la ex Infanta al 50%, era una de las principales, que a su vez facturaba servicios falsos a Nóos para vaciar el instituto sin ánimo de lucro y destinar sus ganancias a sociedades familiares instrumentales que sí lo tenían. El cruce de facturas falsas entre las empresas del entramado para disminuir la base imponible del Impuesto de Sociedades y la evasión de fondos a los paraísos fiscales de Belice, Luxemburgo y Suiza, a través de las tapaderas De Goes Center for Stakeholder Management y Blossom Hill Assets, fue el último paso.

 
A día de hoy todos lo vemos claro: los indicios de fraude fiscal, evasión de impuestos, prevaricación, falsedad documental y malversación de caudales públicos y de aprovechamiento de sus contactos familiares son claros. La opinión pública ya ha juzgado y condenado a Urdangarín y difícilmente podrá volver a ser un hombre de negocios (que realmente no lo fue nunca, pero lo pareció) y, tras su juicio, con condena o sin ella, será apartado para siempre de cualquier contacto con la Casa Real. Y en cuanto a los políticos juzgados lo son porque hicieron abandono consciente de su responsabilidad de fiscalizar la utilización de esos fondos por parte de un familiar del Monarca.

 
Pero en aquellos días una llamada suya era una buena noticia, significaba, ya no sólo la realización de un evento promocional con importante cobertura, sino también entrar en buena relación con la Casa Real a lo cual ayudaba el hecho de que algunas de las reuniones tuvieran lugar en la propia Zarzuela o Marivent. Además de contar con buenas relaciones con la amiga del rey la princesa Corinna, que como se sabe fue estrecha colaboradora del antiguo monarca en sus propios negocios.

 
Hasta qué punto estuvo al tanto la Casa Real de todo esto es desconocido, pero es muy significativo que tratase de acallar lo que se avecinaba con la colocación exprés del “yernísimo” en Telefónica como alto ejecutivo en Washington (así, sin oposición ni nada) en 2009, facilitando que se trasladase allí junto a su esposa.

 
Con todo esto no puedo dejar de recordar la famosa película de Coppola “El padrino”, cuando la hija Connie se casa con Carlo Rizzi y el abogado de la familia le pregunta Vito Corleone si deben darle un puesto al yerno en la organización y éste le contesta que “no, que viva bien, pero que no entre en los negocios de la familia”. El resultado en la película es que esto sale caro porque el yerno sale emprendedor. Evidentemente esta comparación no es válida porque se trata de una familia mafiosa de ficción, mientras que en este caso es una familia de negocios Real.

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