Estas son las seis razones por las que Iglesias y los suyos van a hacer tabla rasa de la Transición. No lo impidieron quienes –sabiendo de qué pie cojeaban- no pusieron los medios para ilegalizarlos. Con 5 millones de votos y 69 escaños, ya es demasiado tarde.
1. Porque tienen la audacia por divisa.- Ningún otro líder
es tan osado, arrogante, y resolutivo como Iglesias, y así lo escenificó en la
rueda de prensa en la que reclamó la vicepresidencia del Gobierno. Ningún otro
rompe esquemas como lo hace él, atreviéndose a entregarle ¡al rey! el regalo
envenenado de la serie Juego de Tronos.
O demostrando su desprecio por la monarquía al reservar la
etiqueta para la Gala de los Goya, y presentarse ante el rey en mangas de
camisa.
Frente a una generación de líderes carcomidos por los
complejos, llama la atención la capacidad de iniciativa y el descaro del único
que realmente parece saber lo qué quiere y que tiene claros sus objetivos.
Cierto, estos objetivos son terribles para España, pero nadie como Iglesias ha
entendido que la política es audacia, como preconizaba Danton y el propio
podemita ha recordado en su artículo de El País: “l’audace, encore de l’audace,
toujours de l’audace”.
2. Porque concibe la política como guerra.- “La guerra es
una función interna de la política” La frase no es de un ideólogo nazi o
mussoliniano, sino de Iñigo Errejón. Y responde al esquema de Podemos, heredero
de los viejos marxismos radicales con unas gotas de populismo.
La política es conflicto… se trata de ganar, haciendo
trampas si es preciso, porque no hay fair-play que valga
Basta leer los libros de Iglesias y sus influencias (Ernesto
Laclau, Carl Schmitt, Gramsci, George RR Martin) para constatar que concibe la
política como conflicto, y la lucha por el poder como una guerra despiadada en
una partida de ajedrez en la que se trata de ganar, haciendo trampas si es
preciso, porque no hay fair-play que valga.
Desolador panorama dirán ustedes. Precisamente porque es así
de crudo, conviene saberlo, para descubrir el verdadero rostro de Podemos, un
rostro que ellos no se molestan en ocultar.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (3d),
durante la rueda de prensa que ha ofrecido en el Congreso de los Diputados
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias con los que
formarían parte de su gobierno: José Julio Rodríguez (Defensa), Xavier Domènech
(Cartera de la plurinacionalidad), Pablo Iglesias (vicepresidente), Victoria
Rosell (Justicia) e Iñigo Errejón (Interior). / EFE
3. Porque van a romper las reglas del juego.- Tampoco
ocultan que van a hacer una nueva Transición, declarando desfasada la anterior
y caducados los viejos partidos que la protagonizaron. No ocultan que están
dispuestos a cambiar las reglas del juego, -como se cambiaron con la reforma
política de 1976, no lo olvidemos- bajo una eslogan tan explícito como
inquietante: “el poder está por encima de la ley” (Pablo Iglesias).
La historia les da la razón. No se puede hacer una tortilla
sin romper huevos: si la ley no se ajusta a la voluntad del gobernante, se
cambia la ley (o se interpreta o se busca un subterfugio o se retuercen las
palabras)… los parlamentos están llenos de ejemplos.
Ese mensaje se lo han comprado cinco millones de españoles y
con ese mensaje han establecido una cabeza de puente en el Congreso (69
diputados), sin contar con la red de ayuntamientos que ya controlan (Madrid,
Barcelona, Zaragoza etc.)
No dudarán en cambiar las reglas, tanto si se repiten las
elecciones y logran un buen resultado; como si gobiernan en un Frente Popular
con un PSOE al que se van a merendar.
4 . Porque aplican el rodillo de los hechos consumados.- Si
su lógica es la del maquiavelismo, recurrirán a la mentira –trademark de todos
los marxismos- para cumplir sus objetivos y mantenerse en el poder.
¿Alguien puede
creerse que fueron meros despistes la supresión de la placa los carmelitas o la
carnavalada de ETA?
De hecho, ya lo están haciendo en los poderes locales que
señorean.
Así las cosas, ¿cómo no sospechar del Ayuntamiento de Madrid
cuando se disculpó diciendo que fue un error la
retirada de la placa de los
carmelitas fusilados en la Guerra? ¿Fue un despiste realmente? ¿o un tanteo
para ver si alguien protestaba?, si lo hacía, pedían disculpas y reponían la
placa; pero sí nadie reclamaba, eso que tenían ganado, por la vía de los hechos
consumados.
Por esa regla de tres, ¿esperan que nos creamos que ni la
alcadesa Carmena ni la edil de Cultura Mayer conocían los contenidos de la
carnavalada enaltecedora de ETA? ¿Otro despiste?, ¿del mismo consistorio cuyos
concejales lanzan twits riéndose de los judíos del Holocausto, asaltan capillas
o se mofan de Irene Villa? Mucha casualidad.
5. Porque desvelan la hipocresía de los viejos
partidos.- Iglesias pone frente a sus contradicciones a los partidos
constitucionalistas que se atribuyen la exclusiva de la pureza democrática.
Así recuerda que PP y PSC dieron alas, de distintas formas y
en diversos grados, al secesionismo catalán. Y, sin ocultar, la propia entente
de Podemos con los proetarras de Bildu, recuerda que el PS de Euzkadi del hoy
presidente del Congreso, Patxi López, negoció con ETA, a escondidas.
O jugamos todos o rompemos la baraja, parece concluir
Iglesias, siguiendo su serie de cabecera, Juego de tronos. Y como esto es la
guerra, rompemos todos y vamos, a muerte, a por el poder. Quitémonos las
máscaras y olvidémonos de la politesse que nadie sigue.
6. Porque son los verdaderos políticos.- Iglesias y sus
chicos son los únicos verdaderos políticos, no en el sentido de la búsqueda del
bien común de Aristóteles y Santo Tomás, sino en el sentido de Maquiavelo y
Carl Schmitt, es decir en sus términos más despiadados de lucha por el poder.
Los demás sólo son unos aficionados.
Alfonso Basallo
07/02/2016